Fruta tropical de la familia de las Ebenáceas. Tiene la piel lisa y brillante, de color amarillo, anaranjado o rojo intenso. La pulpa del fruto inmaduro es dura, de sabor áspero y muy astringente, aunque al madurar adquiere una textura fina y un sabor muy dulce, Cuando está maduro se asemeja al tomate por su aspecto y tamaño. Hay tres variedades: chino que es la variedad más cultivada, japonés, y americano.
El caqui es originario de China, Japón, otros países del este de Asia y de Estados Unidos. Desde China llegó a Japón en el siglo VIII, y desde allí se extendió al resto del mundo. Los primeros caquis conocidos en Europa fueron los caquis americanos, descubiertos por los colonos españoles que llegaron a América. El caqui contiene una proporción importante de hidratos de carbono (16%), fundamentalmente fructosa y glucosa. También contiene pectina y mucilagos (fibra soluble) responsables de la consistencia de la pulpa del caqui, y una cantidad considerable de fibra insoluble. La pectina y los mucílagos retienen agua, aumentando el volumen de las heces y facilitando el tránsito intestinal. Además, disminuyen los niveles de colesterol sanguíneo, al retener el colesterol que se encuentra en el tracto digestivo. En cuanto al contenido vitamínico, el caqui es una excepcional fuente de provitamina A (sustancias que una vez en el organismo se transforman en vitamina A), concretamente de beta-caroteno (responsable de la coloración de los frutos). Teniendo en cuenta que 100 g de caqui aportan el 30% de las necesidades diarias de vitamina A, con un solo caqui de tamaño medio (250 g) se cubrirían el 75% de las ingestas recomendadas de la vitamina. Además, los carotenoides ejercen una acción antioxidante, por lo que evitan el envejecimiento celular, previenen la arteriosclerosis y actúan como preventivos frente al cáncer. También aporta cantidades importantes de vitamina C, concretamente, un caqui de tamaño medio aporta el 65% de la cantidad diaria recomendada de la vitamina. La vitamina C está implicada en la producción del colágeno, el cual es necesario para el crecimiento y reparación de células, tejidos, encías, vasos sanguíneos y huesos. Además, tiene la propiedad de mejorar la cicatrización y mejorar la función del sistema inmunitario fortaleciendo las defensas generales del organismo. Su capacidad antioxidante ayuda a neutralizar sustancias cancerígenas como las nitrosaminas, por lo que parece ejercer un papel importante en la protección frente al cáncer, pero también en la protección frente a otras enfermedades crónicas como enfermedad cardiovascular, cataratas o enfermedades neurodegenerativas. Entre los minerales contiene potasio, hierro, magnesio y también calcio, fósforo y sodio, aunque en pequeña cantidad. El caqui sin madurar tiene propiedades astringentes, las cuales se deben a su contenido en compuestos fenólicos, concretamente en taninos, que varía a lo largo de la maduración del fruto. Cuando el caqui no está maduro es astringente por ser máximo su contenido en taninos (utilizándose en caso de diarrea), una vez que ha madurado se vuelve ligeramente laxante (el contenido de taninos ha disminuido). Además, los taninos son los responsables de la sensación áspera que se produce en el paladar. Estudios en animales de experimentación han mostrado el caqui mejora el perfil lipídico de ratas con altos niveles de colesterol, ejerciendo un efecto hipolipémico y antioxidante (ayudan a prevenir la ateriosclerosis), efectos atribuidos tanto a su contenido en fibra soluble, como a los carotenoides y polifenoles presentes en su composición.
Referencias bibliográficas Benavides Barajas L (1998). La conquista de los tropicales y otros frutos exóticos. Editorial Dulcinea. Daood HG, Biacs P, Czinkotai B, Hoschke A (1992). Chromatographic investigation of carotenoids, sugars and organic acids from Dyospyros kaki fruits. Food Chem 45:151-155. de Ancos B, Gonzalez E, Cano MP (2000). Effect of high-pressure treatment on the carotenoid composition and the radical scavenging activity of persimmon fruit purees. J Agric Food Chem 48:3542-8. Gorinstein S, Bartnikowska E, Kulasek G, Zemser M, Trakhtenberg S (1998). Dietary persimmon improves lipid metabolism in rats fed diets containing cholesterol. J Nutr 128:2023-7. Gorinstein S, Zachwieja Z, Folta M, Barton H, Piotrowicz J, Zemser M, Weisz M, Trakhtenberg S, Martin-Belloso O (2001). Comparative contents of dietary fiber, total phenolics, and minerals in persimmons and apples. J Agric Food Chem. 49:952-7. Lötschert W, Beese G (1983). Guia de las plantas tropicales. Ediciones Omega.
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